La fascia es una membrana fibrosa de tejido conectivo que envuelve los músculos, forma las cápsulas articulares, los tendones y los ligamentos. La fascia es como una segunda piel, todo el cuerpo está envuelto por tejido fascial. Los músculos, huesos, tendones, nervios, vasos sanguíneos y las vísceras están envueltos por este tejido y por lo tanto todo el organismo está interconectado sin interrupción por las fascias. Este sistema de fascias tiene una extraordinaria capacidad de deslizamiento y desplazamiento. No es posible mantener un cuerpo saludable sin que exista un sistema fascial saludable y libre de restricciones.
Cuando comemos un muslito de pollo, por ejemplo, hay ocasiones en las que encontramos debajo de la piel y antes de llegar a la carne una pequeña telilla que recubre, eso es fascia (en este caso del pollo). Cuando existe un dolor o lesión la fascia se encuentra más rígida y con menos movilidad, esto puede provocar que entremos en un círculo de retroalimentación positiva en el que falta de movilidad y dolor van aumentando progresivamente al favorecerse el uno del otro.
Los fisioterapeutas formados en inducción miofascial somos capaces de detectar restricciones o engrosamientos en la fascia. Además, mediante una serie de técnicas en las que realizamos presiones suaves estimulamos la fascia de tal forma que se produce su estiramiento y eliminación de restricciones.
El principal beneficio de la liberación miofascial es que, al mantener el sistema fascial en buen estado y sin restricciones, la movilidad de nuestro cuerpo será óptima y éste, por lo tanto, funcionará mejor. Hace que se reduzca el dolor localizado y se gane en calidad de vida, y no podemos olvidar que ayuda a conservar y mejorar la correcta postura corporal.